miércoles, 7 de marzo de 2012

¿Dónde estás Creatividad?


Seguramente, en más de una ocasión os habréis quedado sorprendidos y fascinados ante la imaginación y creatividad que demuestran tener los niños. Además, en tal situación, es muy probable que muchos recordéis vuestra propia infancia y, rápidamente, una pequeña sonrisa se refleje en vuestras caras al rememorar esos tiempos donde, libres de preocupaciones, los principales pasatiempos eran: imaginar, jugar, crear… 
Y es que cuando somos pequeños, somos capaces de crear un mundo de la nada, somos capaces de transformar la realidad a nuestro antojo y de crear historias personalizadas y repletas de significados... Sin duda alguna, a esas edades se nos podría considerar como genios en miniatura poseedores de un sinfín de ideas que buscan ser expresadas.

 Por esta misma razón, es muy probable que a muchos de vosotros se os plantee la siguiente pregunta: “¿Dónde está aquella imaginación y creatividad que demostraba tener cuando era pequeño?”.
Ante esta cuestión, la mayoría de las personas encuentran la respuesta en un fundamento muy generalizado, el cual viene a decir algo parecido a: “Es que cuando nos hacemos adultos maduramos y, por tanto, perdemos esas cualidades”, o bien, “es que dejé a Peter Pan en el País de Nunca Jamás”. Sin embargo, este supuesto a duras penas tiene cimientos en los que se sostenga, pues de ser así,  cómo se explicaría entonces que hay adultos que destacan por su creatividad y por su imaginación, qué hay sino de los grandes escritores o pintores….

Llegamos por tanto al quid de la cuestión donde más bien la pregunta debería ser ¿cuál es entonces la diferencia entre esas personas y los demás? o ¿por qué unos conservan esa creatividad e imaginación y otros no?

  Las razones de esto pueden ser numerosas y diversas, pues la vida de cada persona está condicionada por una gran variedad de factores. No obstante, podemos aventurarnos al señalar que el factor que más condiciona la posible pérdida de la creatividad y la imaginación es, desafortunadamente, el sistema educativo.

Sí, sin duda alguna, el sistema educativo está construido sobre unas bases un tanto peculiares, pues se desarrollan ciertos conocimientos y habilidades a costa de otras cualidades que se consideran de menor relevancia. Para comprobar este hecho,  simplemente debemos revisar el currículo de Educación, o bien, comprobar el horario de algún alumno, así observaremos como el área de educación artística y musical, entre otras, se les asignan menos horas de trabajo o incluso llegan a desaparecer de los horarios de algunos de ellos, pues no es obligatoria. La cuestión es: ¿por qué despreciamos tales asignaturas? La respuesta es sencilla: la mayoría de las personas caen en el terrible error de no considerarlas útiles ni mucho menos necesarias. Sin embargo, y viendo la crisis mundial que nos rodea, es irónico pensar de ese modo, ya que estas asignaturas potencian un rasgo indispensable en los tiempos que corren: la creatividad.
La sociedad de hoy necesita entre otras muchas cosas, gente creativa capaz de innovar, crear y buscar nuevos planteamientos para salir del pozo oscuro en el que nos encontramos.

Por todo ello, y por el propio desarrollo de los alumnos, en las escuelas debemos tratar de potenciar su creatividad, su imaginación, sus sueños… su País de Nunca Jamás. Logrando así que no se rindan, no tengan miedo a expresarse, que desarrollen cualidades desconocidas para ellos y que consigan, de este modo, extender sus alas y volar hacia caminos, metas y sueños.

No obstante, en la teoría todo es muy sencillo, pero en la práctica con 25 o 30 alumnos, ¿cómo podemos hacernos cargo de potenciar la creatividad de todos ellos? Bueno, ese es un tema que ya abordaremos en otra ocasión.

En esta ocasión, nos apoyamos en las explicaciones que ofrece Ken Robinson sobre la creatividad en las escuelas. Esperemos disfrutéis de la entrada y del vídeo:

 Tania y Valeria

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